WEwl presidente de la Agencia de la Vivienda, Javier Corominas , criticó ayer que la polémica sobre el diseño del hotel de Atrio en la plaza de San Mateo de la ciudad monumental de Cáceres había estado ayuna de "debate entre expertos". Y añadió que la opinión de los ciudadanos no se había oído, "sólo su clamor, un clamor muy dirigido". Corominas ha tenido una buena oportunidad de callar, porque cabe recordarle que el rechazo a ese proyecto fue tomado por los órganos pertinentes: la Comisión municipal de Urbanismo tras oír el dictamen de la Comisión de Seguimiento del Plan Especial, en el que ni siquiera el representante de la Junta avaló el proyecto, entre otras razones por no cumplir algunos aspectos legales. El Colegio de Arquitectos --¿no son expertos sus integrantes?-- también lo rechazó. Al presidente de la Agencia de la Vivienda no le gustó la decisión tomada. Está en su derecho de manifestarlo y de criticarlo, pero no a costa de descalificar a los que no piensan como él: los miles de ciudadanos que estamparon su firma soberana contra el proyecto, diciéndoles que "están dirigidos" (¿por quién?), o los integrantes de los órganos que se pronunciaron, llamándoles "no expertos". Expertos o no, es lo que legalmente hay. Y a ello hay que atenerse, porque de lo contrario Corominas tendrá que explicar qué opiniones "expertasnsiderar por encima de la ley.