El Consejo de Administración de la Corporación Empresarial de Extremadura ha nombrado presidente ejecutivo al exconsejero de Economía Manuel Amigo, el cual y en razón de esa responsabilidad era hasta ahora el vicepresidente de la institución. Amigo releva a Iñigo de Oriol, quien ha renunciado al cargo por su jubilación en el Grupo Iberdrola. Oriol ha sido presidente de la Corporación desde su fundación --en 1992 y a instancias del Rey Juan Carlos--, y desde entonces esta institución ha impulsado alrededor de 30 proyectos industriales con una inversión cercana a los 25 millones de euros.

La Corporación Empresarial ha tenido siempre a gala una cierta independencia del poder político --la aportación del Gobierno regional a los fondos de la misma ha sido y es minoritaria-- y un enfoque exclusivamente empresarial. En este aspecto la designación de Manuel Amigo no es la mejor. Y no es únicamente porque su biografía, como es lógico, esté extraordinariamente acentuada por su paso por el Ejecutivo extremeño, en cuyo Consejo de Gobierno se ha sentado desde 1989, sino porque Amigo es uno de los exconsejeros más claramente amortizados de la Junta anterior. Conoce como pocos a las empresas extremeñas y al tejido industrial de esta comunidad, pero este hecho no atempera que sus últimos tiempos en la Consejería se saldaron con una formidable polémica, la de las vallas del paleto, que causaron a la Junta un gran quebranto. La Corporación tiene, faltaría más, todo el derecho de elegir a su presidente, pero el mensaje que ha emitido con esa decisión no es de renovación y nuevos tiempos.