Periodista

La estadística, dicen, es la roca sobre la que se asienta el mercado de las sociedades democráticas, así que el fraude detectado en Eurostat, la oficina estadística europea, pone en tela de juicio el funcionamiento de club económico-financiero que es la UE, aunque lo cierto es que los altos funcionarios sancionados no se inventaban los datos, sino que falseaban sus contratos de venta externa y enviaban el dinero así obtenido a una caja negra cuya terminal se debía de conectar a sus cuentas corrientes particulares.

Visto desde España, el fraude que se viene cometiendo desde 1989, tiene dos vertientes: la de la responsabilidad política de la comisión que preside Romano Prodi, y otra que conlleva cierta dosis de envidia por aquello de que en Bruselas se corrompan comerciando con estadísticas mientras que aquí seguimos practicando una versión hispana mucho más cutre en torno a las recalificaciones urbanísticas.