TStobre la creciente aparición en la prensa, y en otros medios de comunicación, de casos de corrupción, se me presenta un interrogante: ¿Es que hace unos años había menos, o la misma, o quizá más, pero los casos de corrupción permanecían escondidos y no tenían el eco público que tienen hoy? En tiempos del franquismo, la corrupción no era ninguna rareza. Algunos casos se sabían, a pesar del silencio que mantenían obligadamente los casos de corrupción. Los denunciantes habrían perdido el cargo o el trabajo. Y seguramente habrían sufrido una implacable represión.

Ahora los periódicos y los medios de comunicación denuncian con frecuencia las maniobras ilegales, los abusos de un cargo, las operaciones fraudulentas de unos personajes públicos. Estas denuncias se encuentran a menudo en varias páginas. Los periódicos tienen secciones, y quizá ya sería oportuno dedicar un espacio destinado al tema "Corrupción", como los que se dedican a "Deportes" o "Espectáculos". Por ejemplo: espacios para mujeres corruptas obedientes con los maridos y mujeres particularmente tramposas. Consejeros. Diputados. Alcaldes, banqueros, deportistas, cargos políticos diversos, etc.

El Conde de Romanones, que en el siglo pasado se dedicó a la política y la conocía de cerca, escribió esta reflexión: "Si no existieran hijos, yernos y cuñados, ¡cuántos disgustos se ahorrarían los jefes de Gobierno!" La frase está bien, pero presupone que la familia es la responsable de los problemas, cuando en la actualidad no son solo los parientes los que causan que haya cargos corruptos. Algunos de estos cargos pueden perfectamente ser imputados por su propia actuación. No necesitan ser presionados. Los políticos honestos, que sin duda los hay, no lo tienen fácil. Las tentaciones son fuertes. Yo creo en la conducta moral de mucha gente que tiene poder. Aunque la multiplicación de delincuentes quiera que pierda la fe.