WLw os promotores de la operación urbanística para ubicar El Corte Inglés en el solar del colegio de Las Carmelitas, en la céntrica avenida cacereña de Virgen de Guadalupe, han presentado en el Ayuntamiento una alegación al próximo plan urbanístico que, en principio, cumple los requisitos exigidos por las administraciones para que dicha operación sea legal. El requisito más importante, y que ha tenido empantanado el proyecto durante meses, ha sido la aportación al municipio de más de 18.000 metros cuadrados para aprovechamiento de zonas verdes y de dotación de servicios, previsiblemente deportivos, como compensación a que se aprobara el cambio de uso de los terrenos donde se levantarán los grandes almacenes. Este requisito, según los promotores, está formalmente satisfecho con una parcela de 8.000 metros en Aguas Vivas y otra de 10.000 en el paseo Alto.

Estamos, por tanto, ante lo que puede ser el último trámite administrativo para que empiece a tener encaje legal un asunto que lleva interfiriendo --cuando no envenenando-- en la vida política de Cáceres desde que se presentó en el año 2002: no ha habido polémica más prolongada, más enconada y de más honda huella en la ciudadanía que esta de la instalación de los grandes almacenes. Por ello, si se vislumbra el final de esa parte del trayecto en que ha estado contaminado por la política, la posibilidad de que El Corte Inglés abra, por fin, alguna vez en Cáceres es cada vez más cierta, si bien aún tardará al menos cinco años en que eso suceda porque antes de poner su primera piedra se tiene que haber puesto la última del remozado colegio de Las Carmelitas.

La disputa política zarandeó el proyecto --la base de la misma era el severo pugilato entre el PP y el PSOE para tratar de arrebatarse el rédito electoral por la llegada de la firma comercial--, y ha sido la cordura política la que lo ha puesto en el camino de salvarlo. Si, por una parte, la Junta no hubiese establecido de una vez por todas las características urbanísticas de la operación y los criterios de compensación municipal, otorgando a los promotores reglas claras y seguridad jurídica; y si, por otra parte, los dos partidos políticos no hubieran interiorizado que la ´pieza Corte Inglés´ no iban a poder cobrarla en solitario, sino en colaboración, es posible que el deseo de muchos ciudadanos de Cáceres de contar en la ciudad con unos grandes almacenes que le dan categoría, estuviera, sine die , enredado en el pantano de las peleas partidistas.

Sacar adelante ´la operación Corte Inglés´ tiene su riesgo para la alcaldesa, puesto que IU ha dicho que no apoyará una solución que considera ´un pelotazo´. Falta por ver si cumple su amenaza de que romperá el pacto con el PSOE a raíz de la alianza de éste con el PP para aprobar la inclusión del proyecto en el nuevo plan de urbanismo. Pero cabe la duda de que si el PSOE corre el riesgo de quedarse definitivamente en minoría, más arriesgado habría sido presentarse dentro de dos años ante su electorado con el lastre de haber dejado morir esta operación por un cálculo partidista.