Periodista

Volvió a hacer oídos sordos en el Congreso de los Diputados. El intento de todos los grupos políticos, excepto el popular, para que el Gobierno condene el asesinato en Bagdad del cámara de Tele 5 José Couso cayó en saco roto. La memoria del reportero gráfico que perdió su vida para explicarnos en directo historias de una guerra sucia y fiera, no merece molestar a Washington. No sea que Bush se irrite.

Tampoco vale la pena que la Moncloa reconozca institucionalmente sus desvelos, como ayer solicitó toda la oposición. "No queremos que la muerte de un periodista salga tan barata", clamó su hermano Javier.

Mientras, desde arriba, José Couso sugería con su guiño cómplice que el oficio de periodista no ha de llevar la muerte aparejada. Sino la vida.