Draghi . La de tiempo que hacía que no mencionaba yo a Mario Draghi. Y no será porque el personaje en cuestión no provoque cierta retorcida seducción sobre algunos sectores, entre los cuales me incluyo. Nuestro insigne presidente del Banco Central, tan comentado pero tan poco explicado. El artífice de estos placenteros días de relajación de la prima de riesgo que se venden en el Parlamento como éxitos del gobierno español (que no, que ya sabéis vosotros, tunantes, que no es así). Todavía recordamos, entre incrédulos y ligeramente estupefactos, como armado sólo con la fuerza de un discurso (aquel famoso "lo que sea necesario") el pasado julio frenó en seco los "ataques" y "especulaciones" del mercado frente a la deuda de los países periféricos y aseguró la supervivencia del euro. Man of the year. Eres un fenómeno.

Ocurre que quizás (y sólo quizás) lo que existían no eran ataques especulativos de los malvados mercados sino serias dudas sobre la capacidad de algunos países y su futuro. Que razón no les faltaba. ¿Por ejemplo? Chipre. ¿Más ejemplos? España falseando su déficit, con un sangrante 10% real (¿dónde está la cacareada austeridad?) y una morosidad bancaria real que se acerca al 20%.

Y quizás (y sólo quizás), en realidad, no se adoptó ninguna medida concreta, ya que las famosas compras de bonos españoles por parte del BCE nunca se llegaron a producir. Lo que ocurre es que ya se saben en los mercados es que existe el aval del Banco Central y eso, en parte, les tranquiliza. Y ya saben que se han recapitalizado nuestros bancos con la garantía del pueblo español. Eso no les tranquiliza tanto, pero algo ayuda. En realidad, Súper Mario pretendía darle al escenario financiero un cambio fundamental. Con esa única frase mandó una señal, insinuó sus cartas, diciendo que iría con todo que estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para salvar el euro. Subía la apuesta. O eso parecía.

Pero es que no nos hemos aproximado ni de lejos a hacer desaparecer los nubarrones financieros. El farol que se marcó el presidente del BCE puede haber despejado dudas respecto de la actuación de Europa, vale. Pero no del comportamiento de sus países. Ya ven que lo del quizás era más bien sardónico (que me da la risa, vamos).

XY TODOx esto lo preocupa a nuestro personaje. Resulta que, además, anda inquieto el señor Draghi y expresa su preocupación porque, en medio de un proceso en el que los bancos centrales inundan de liquidez a los mercados a base de imprimir moneda, ésta no fluye a la economía real. Y al mismo tiempo afectando al patrimonio menguante de los europeos. Le tengo por un hombre bastante inteligente, o sea que el bueno de Mario ya se había dado cuenta hace algún tiempo. Ahora simplemente decide hacernos saber que lo sabe. Perfecto. ¿Y alguna idea, al respecto, presi?

Pues ya que estamos un poco cansados de la creación de los llamados bancos malos estatales, podríamos crear uno "bueno". Eso sí que sería una novedad y un giro inesperado, copernicano. Crear un banco con el objeto de destinar créditos y recursos y financiar proyectos, apoyar la exportación y evitar que toda esa liquidez no se frene en la telaraña de entidades y mercados financieros. Algo así en realidad ya existe. El Banco Europeo de Inversiones. Sólo que sus clientes son los estados y se dedica a dar cobertura a grandes proyectos de inversión. Y de ahí normalmente va a las grandes empresas, dejando fuera de juego al resto de empresas, pequeñas o medianas.

Y es a éstas a las que el señor Draghi se debiera preocupar en atender. Fuera del crédito bancario común, propiedad de las administraciones públicas, y del acceso a los mercados bursátiles, cada día se ahogan más. Incluidas las que son perfectamente solventes. Necesitamos un banco que no esté controlado por los países, que no se convierta en más fondos ICO o Planes Z. Que tenga obligación de obtener resultados, sí, pero dedicado a las pymes. Las auténticas generadoras de empleo, ese mal que lastrará cualquier salida que queramos creer. Si el BCE tuviera el mandato de crear empleo y no sólo controlar la inflación, como hace la Reserva Federal norteamericana, nuestro banco bueno ya estaría en marcha. Pero no es así.

Y por cierto, una máxima que ya saben: la economía real y la financiera nunca van de la mano. Que se relaje la prima de riesgo, perfecto. Que suba el IBEX, genial. Pero ustedes, mejor en guardia.