Eurodiputadoy escritor

Siempre sentí más escalofríos ante Biljana Plavsic, antigua presidenta serbia de Bosnia, que ante otros criminales que conocí. Su frialdad era intelectual, no emocional. No estaba demente de patriotismo. Su formación como bióloga y su responsabilidad política eran explosivas. Llegó a decirme que "los cerebros de los musulmanes eran más pequeños que los de los serbios". Ahora se arrepiente, se confiesa y el fiscal puede rebajarle la pena con el auxilio de Madeleine Albright, exsecretaria de Estado de Clinton, que nos habla de su participación en los acuerdos de Dayton. Parece que se olvidan que la criminal de guerra aceptó firmar después que, tarde, muy tarde, interviniéramos en Bosnia en favor de la población civil. No tiene perdón. Exigimos justicia.