Casi sin darnos cuenta se ha acomodado en nuestra vida diaria esta palabra, cuando hasta hace poco, estuvo maldecida. Tanto se ha dicho y escrito sobre ella que resulta difícil adjudicarle más comentarios. No obstante, hay dos aspectos que merecen una especial atención.

Uno, aspecto objetivo, es el financiero. Resulta sorprendente observar cómo está actuando el mundo del dinero ante la grave situación. Estamos inmersos en un potentísimo círculo vicioso que evita que se mueva el euro con eficacia. Para casi nada están valiendo los grandes capitales que están inyectando las instituciones públicas hacia la banca. Parece como si el inmenso agujero que ha provocado el ladrillo y el cemento en el mercado bancario, lo succionara todo, con lo que el discurso oficial del Estado, de las Administracions públicas, de los políticos, queda vacío porque el destinatario final, que es la empresa, fundamentalmente la pequeña y mediana empresa, no recibe las ayudas necesarias para poder operar. Se ahogan sin circulante, se producen problemas con los pagos, los proveedores se ven afectados, etcétera, y finalmente el trabajo se resiente, y las cifras del paro aumentan de manera continua.

XEL SEGUNDOx aspecto, en mi opinión, es incluso más grave. Me refiero a la medianía (mediocridad también cabe como denominación, pero la excluyo por su especial carga peyorativa). Evidentemente, es un aspecto de índole subjetiva. Cuando se peinan canas, viéndose ya lejos los cincuenta, hay amplia perspectiva de tiempo para observar e intentar discernir cómo ha ido evolucionando nuestra sociedad en lo que afecta al mercado de las personas (permítaseme la expresión). Con una preparación sin duda menor, las mujeres y hombres de hace una o dos décadas, en las distintas a la actual, había más ilusión, más compromiso, incluso complicidad para hacer avanzar en lo común . Es tan contradictorio, como preocupante, comprobar que con el nuevo siglo pareciera que la cosa pública, que la vida social, que la vida del trabajo, estén cada vez más adornadas de una sensación de desapego , y en vez de caminar fortaleciendo las voluntades hacia lo que es de todos, se transite por una senda de exaltación de lo propio, de desconfianza hacia el alrededor, y en suma hacia un horizonte en el que la medianía parece adueñarse de todo.

Poner ejemplos del amplio abanico de estas cuestiones (sensaciones, escribía antes), es tarea difícil, y es mejor que cada cual busque sus propios ejemplos y conclusiones. Si acaso, es el mundo que mejor conozco, el de la universidad, el que me puede servir de paradigma para explicar lo que está pasando. La doctrina oficial ha marcado que el proceso de adaptación al espacio europeo de educación superior (Bolonia) es el futuro. Punto inicial y final. Ante tal aseveración, aunque sea cierta (que lo es), todo el proceso intermedio ha estado, y está, sumido en un profundo manto de silencio, de no hacer ruido, dirían supuestas voces autorizadas, en el que la medianía está haciendo todo un recorrido de desafueros que el tiempo pondrá a la intemperie, posiblemente cuando se haya perdido gran parte de ese precioso tiempo. Los actuales responsables de la política universitaria, intra y extramuros, son todo un ejemplo de cómo se hacen las cosas desde el desconocimiento (no programación, no planes estratégicos, no inversión, coste cero, no explicación a la sociedad, no complicidad, etcétera). Incluso, y valga como ejemplo todavía más concreto, algunos responsables de la universidad extremeña (Uex) dicen, y escriben, que los profesores, ante el nuevo orden, deben ser meros instrumentos de la enseñanza, pues en las habilidades y en las destrezas está la clave de la transformación. Que el rector sea el peor de todos, y con nota, es todavía más preocupante, pues descalificar para el futuro al capital senior de la institución, es tan injusto para la mayoría de ellos (exceptúese a mí), como equivocado para dicho futuro. Reducir este futuro a la aportación de la juventud, desechando la escolástica y la transmisión paulatina y ordenada del saber desde el protagonismo del conocimiento y la complicidad, es el mejor empleo que sentencia la medianía como causa principal de la crisis que padecemos.