Sentarme, la mirada al frente durante unos segundos y bajarla para comenzar a escribir las primeras líneas, hasta que mis ideas van cobrando la forma que quiero darles para poder transmitiros exactamente lo que cada semana quiero contaros, así, una semana tras otra, así, de esta manera, estáis en mi día a día. Estas semanas sin hacerlo, no solo os he echado de menos, que, por supuesto o que como dice el tópico que solía imperar en un mes como éste, hace que hoy tenga aún más ganas de volver a hacerlo, sino que, como todo lo que nos ha venido sucediendo en estos últimos meses, ha cobrado un nuevo ánimo y matiz, estas ganas se incrementan por la necesitad de recuperar esta pequeña rutina, una palabra que seguramente hace un tiempo parecería aburrida, pero qué esencial resulta en estos momentos tan desconcertantes y difíciles. En mi actual lectura, La buena suerte de Rosa Montero se dice que con el paso del tiempo «acabamos cristalizándonos en nuestras manías», supongo que como si fuésemos hombres y mujeres de cristal, esta pandemia nos arrojó al suelo en un instante, esas manías, hábitos y costumbres acabaron hechos añicos.

Recomponer y pegar todos y cada uno de esos pedazos es, ahora, nuestra pelea y lucha diaria, recordando siempre quienes fueron el verdadero pegamento, esos hombres y mujeres que soportaron la mayor de las crudezas y que hoy llevan la Medalla de Extremadura: el personal de las residencias de mayores, las y los trabajadores esenciales, al personal sanitario y sociosanitario de Extremadura, ayuntamientos, diputaciones provinciales,las y los trabajadores de instituciones penitenciarias, Redcor Cáceres, Operativo Alpha, a los niños y niñas, docentes de Extremadura.

Comenzamos septiembre y nuestro gran día, 8 de septiembre, fue para ellos y ellas, el reconocimiento de una sociedad que camina unida frente a los nuevos retos y objetivos que tras esta pandemia se vislumbran.

Nuestra tierra tiene capacidad, talento y fuerza para liderar amplios sectores determinantes como la agroindustria, el turismo, las energías renovables, la investigación y el desarrollo, o sectores como el tecnológico y el científico. Podremos pegar las diferentes piezas, aún con las cicatrices de lo aprendido y sufrido profundamente como en el kintsugi, nos recompondremos con la fortaleza de haber sabido unir todas las partes.

Comenzamos un nuevo curso, y como afirmó el presidente de la Junta de Extremadura esta semana: la única certidumbre es la incertidumbre, y se aborda con la evidencia científica y el consenso político.

* Filóloga y diputada del PSOE.