Estos días pasados, La Sexta ha pasado por sus pantallas un reportaje realizado en el pueblo andaluz de Marinaleda, dirigido y presentado por la periodista Cristina Pardo, con el que intentaba localizar y «marcar» a los 44 vecinos del pueblo que en las pasadas elecciones andaluzas han votado al partido o agrupación Vox, afirmando, «aquí vive o puede vivir un votante de Vox». Algo que me ha parecido deleznable y que atenta con la libertad y el derecho de cualquier votante de emitir su voto al partido a quién desee votar para que le represente y, mantener su voto en secreto, si así lo desea también.

¿Qué pretendía la periodista?, ¿Marcarlos? para que el 90% restante del pueblo que han optado por otra u otras opciones con sus votos puedan hacerles la vida imposible. Creo que se olvidó llevar un bote de pintura amarilla para marcar las casas de aquellas personas que ella o algún informante le fuera señalando como votantes de Vox. Pienso que ella es muy joven y no recuerda o no quiere recordar, que hace años se señalaban las casas de los judíos residentes en Alemania y algún otro país más y de esa señalización fueron masacradas millones de personas por ser judías o por otras causas.

La emisora para la que trabaja Cristina Pardo ha reconocido que «a la vista del resultado del reportaje, no debió emitirse». La propia periodista así lo ha reconocido en Twitter, pero se ha quedado corta, lo justo hubiera sido que en un programa de los suyos igual o parecido al referido, pidiera perdón públicamente a esas 44 personas de Marinaleda y a todos los votantes de Vox del resto de Andalucía, que ejerciendo su libertad y derecho de voto lo han hecho por la opción que han creído más conveniente.

No soy votante de Vox, pero sí creo que esta agrupación debiera emprender alguna acción legal para defender a quienes han confiado en ellos exponiéndose a sufrir acosamientos.