Cualquiera puede expresar libremente su opinión, fundada o no, con una u otra intención. Con tal de que sea útil para lo que se persigue, parece que casi todo vale. Sin embargo, cuando la crítica proviene de quien ha ocupado la responsabilidad de lo que se cuestiona, cabe deducir que la labor en entredicho es opuesta a la que en su día se llevó a cabo. Es entonces cuando dicha crítica se puede interpretar como alabanza desde el punto de vista del criticado, sin más que tener en cuenta la procedencia de la misma.

Viene esto a colación del artículo de Francisco J. Olivares publicado en este medio el 28 de octubre, bajo el título "La UEx a la que volverá Ibarra". En él se vierten opiniones, inaceptables a nuestro entender, donde, entre otras cosas, se cuestiona la labor que se desarrolla en la UEx, o lo que es igual, la labor de muchas personas de reconocida categoría académica que día a día dejan en el empeño lo mejor de sí mismos. Profesionales que están trabajando en la adaptación a las nuevas metodologías y planteamientos docentes, que colaboran con gran esfuerzo en llevar a cabo planes de tutorización y en virtualización de contenidos docentes. Parece que el señor Olivares no convive con sus compañeros investigadores ya que desconoce que la dedicación de éstos ha llevado a la UEx a la más alta valoración de la Universidad española en algo, tan científico, como los sexenios de investigación. Investigadores que han triplicado la captación de fondos en los dos últimos años. Asimismo, se ha comenzado a desarrollar una transferencia de resultados de investigación, creando empresas y devolviendo a la sociedad parte de los fondos y confianza que invirtió en ellos. Esto es lo que hacen sus compañeros en lo que usted considera una "academia profesionalizada de entretenimiento".

XEL EQUIPOx de gobierno actual valora en su justa medida, es decir, mucho, el esfuerzo y la vocación de los de dentro , sólo ellos podrán alcanzar nuestros sueños particulares y colectivos , de ser una universidad con la proyección que se merece y nos merecemos.

Algunas opiniones vertidas en el mencionado artículo resultan inaceptables, si cabe, si se tiene en cuenta que quien las formula está asociado por la mayoría de la comunidad universitaria, y no sin razón, con los episodios más negros de la historia de la UEx, sin necesidad de consultar ningún archivo que refresque la memoria. Su táctica actual no tiene nada que envidiar a su pasado aunque, por el reducido ámbito de actuación que le queda, resulta menos estridente. Se trata de bloquear la participación, propia y ajena, en cualquier iniciativa aunque afortunadamente el predicamento y la credibilidad ha desaparecido casi por completo. Se trata de ocupar cualquier cargo unipersonal --alguno de los pretendidos constituye un insulto a la inteligencia colectiva su mero intento-- o puestos en los órganos de representación con el único propósito de obstaculizar. Se trata de utilizar cualquier reducto como arma arrojadiza para el desgaste de aquel que se interponga en el camino hacia el gobierno universitario y, suponemos, con la intención --que para los demás más bien resulta una amenaza-- de volver a tiempos pasados, por aquello de que se cambia de pelo pero no de maña. Y por último, atónitos, hemos podido comprobar cómo se trata de desprestigiar la labor de toda una institución y de todo un colectivo.

En definitiva, es un estilo de vida que ha servido para ir confeccionando, no en solitario, toda una lección magistral que no sabemos si la comunidad universitaria ha aprendido, pero seguro no ha olvidado. Así, vamos observando cómo se impide a esa naturaleza infatigable, una vez tras otra y a través de los votos, cualquier intento de reescalada. Tras cada fracaso se escucha el eco reflexivo de que el ciclo ya pasó pero al poco tiempo reaparece como si a los demás nos invadiera una amnesia colectiva. Si no, ¿cómo se puede atrever a criticar las nuevas titulaciones quien participaba en el equipo de gobierno que gestionó su implantación, destinando buena parte de los fondos para otros fines fuera de lo pactado?

Por otro lado, en el artículo se descalifica la gestión que se está llevando a cabo en la UEx, a pesar de que, por citar unos ejemplos, la economía de la UEx se ha clarificado y saneado. En la gestión de los fondos de infraestructuras para investigación, responsabilidad directa del señor Olivares en el pasado, ya no hay necesidad de llegar a diseñar ningún artilugio de ejecución indefinida, puesto que se dispone de las partidas necesarias. Los contratos de investigación producen beneficios para la UEx, a diferencia de antes que ocasionaban cuantiosas pérdidas, debido a la gestión interna, y lo que es peor, desconociendo el responsable tal circunstancia. Y así se podría continuar. Pero estas cuestiones podrían ser interpretables.

Por último, indicarle que deje trabajar. No le debería resultar difícil adoptar esta actitud, no ya sólo por el respeto a los compañeros y a la institución que le da de comer, sino forzado por el lastre que supone el equipaje que arrastra. Es una carga demasiado pesada como para dar lecciones morales, de gestión, e incluso profesionales, a nadie.