Reconozco que más de una vez he sido crítico con el PP en el asunto del Prestige . Una duda me turba ahora: ¿seré un profesional y un agitador del resentimiento, tal como acusa el señor Aznar a los que han sido críticos con la acción de los gobiernos central y autonómico?

Pero recupero la tranquilidad al completar la lectura del perfil que trata de los resentidos. Como si fueran perros, afirma que ladran por las esquinas. Rencor es lo que sale de su boca y, como yo no soy rencoroso, deduzco que no me puedo dar por aludido, ya que un detalle que distingue a los resentidos, según el señor Aznar, es que quieren destruir Galicia. Tan monstruoso retrato no me puede afectar, porque soy de los que quieren lo mejor para la tierra gallega y sus gentes. Se ha de ser un desalmado para quererles mal.

Debe de tener buena información el señor Aznar para exponer un cuadro tan terrorífico. El militante de base de un partido puede lanzar acusaciones gratuitas contra sus adversarios. Un gobernante, en cambio, ha de saber lo que se dice y, si ha pintado una situación cainita en España por culpa del chapapote, es que sabe más cosas. Las que se habrá guardado para utilizarlas contra los resentidos y rencorosos cuando convenga. Para eso están los servicios de información, que tienen al presidente bien informado en todo momento.

El señor Aznar ha pedido a sus seguidores que salgan a la calle a pregonar sus grandes éxitos y los del señor Fraga en la lucha contra el fuel. Respetuosamente quiero hacer constar que quizá sea exagerado, pero no seguiré por este camino para que no me acusen de resentido y rencoroso.