Yo era un internauta feliz, pues disfrutaba de 20 megas de velocidad. Un día, estaba yo felizmente sentado en el sofá y sonó el teléfono: --Buenas tardes, le llamamos de Telefónica. Tenemos una gran oferta para usted, señor Martínez. Le ofrecemos un mega de navegación, llamadas nacionales y cuota de línea incluida por solo 26 euros más IVA. --¿Un mega? Eso es insuficiente. --Entonces le puedo ofrecer seis megas garantizados por 39,90 euros, llamadas a fijos nacionales y cuota de línea incluida. --Esa oferta sí que la acepto. Un empleado de Telefónica me instaló el ADSL. Le dije que iba muy lento. "Es que solo tiene un mega de velocidad", replicó el técnico. "¿Uno? ¡Pero si yo he contratado seis!". Me dijo que llamara al 1004, lo que hice al momento. La señorita que me atendió me aseguró que en un máximo de 72 horas tendría los seis megas prometidos. Transcurrido un mes y después de muchas llamadas, sigo con mi mega. ¿Por qué? Pues no estaba dado de alta como cliente de Telefónica. Me dieron de alta, pero han pasado 72 horas, 72 horas más, y otras 72 horas, y yo continúo igual. Finalmente, llamé al 1004 de nuevo, esta vez cabreado como una mona, para darme de baja. Ayer recibí la primera factura de Telefónica: 145 euros. ¡Por Dios y todos los santos! Volví a llamar al 1004 y fue entonces cuando la señorita me comunicó que la oferta de la que le hablaba era imposible, que la cuota de línea "jamás" va incluida en el precio, y que si no pagaba la factura, me cortarían el teléfono.

Yo era un internauta feliz...

Sergio Molina **

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