Ahora que los casos de contagio disminuyen -lo que no afecta al número de infectados ni de fallecidos-, el confinamiento puede parecer injustificado. O empezará a parecerlo a medida que la cifra de curados aumente, toda vez que los infectados estarían bajo control, por así decirlo, y quienes no están infectados no contagiarían, teóricamente. Conclusiones erróneas, por supuesto, ya que los infectados pueden ser asintomáticos -contagian igual- y quienes se curan seguirán contagiando mientras porten el virus, inmunizados solo para sí mismos. De manera que el confinamiento debería continuar hasta que no exista una sola posibilidad de contagio. Pero tres semanas seguidas de reclusión son emocionalmente destructivas, aun tratándose de una medida de supervivencia -el Gobierno puede ahorrarse los elogios a la ejemplaridad ciudadana- y de saber que esa medida es la única medida, de momento. Y si el desgaste emocional no se alivia con el buen dato de los casos de contagio, que efectivamente descienden, la idea de más confinamiento puede parecer injustificada, sí. ¿Más confinamiento, ahora que los contagios caen? ¿No sería más bien al contrario: cierta laxitud? Aunque nadie ignora que esto es solo el principio -algunos medios, no obstante, publican ya cómo podrá ser el desconfinamiento-, lo cierto es que la ampliación del estado de alarma y los «sucesivos estados de alarma» previstos para después - «A finales de abril no habrá acabado todo», advertía el presidente- han provocado, más que incertidumbre, malestar. O quizá el malestar es producto de la incertidumbre. Así, y pese a que los medios de comunicación llevaban ya días practicando la teoría de la anticipación -el Gobierno estudia ampliar, el Gobierno prevé prorrogar, etc, el número de sanciones, de detenidos y de «comportamientos insolidarios» ha aumentado.

No es preciso concienciar de la gravedad de la situación, ni apelar a la entereza. Cada ciudadano sabe cómo manejar su miedo. Pero conviene saber que el confinamiento solo terminará cuando toda la población esté inmunizada -es decir, todos, absolutamente todos-, sea gracias a la vacuna, sea por haber pasado la enfermedad.

Y no se trata de cuarenta y siete millones y pico de españoles, esa insignificancia.

* Funcionario