¿Cuándo nos toca a los consumidores manifestarnos por la subida de los precios de los alimentos, de los combustibles, del trasporte y de los que invaden salvajemente nuestra libertad para trabajar y circular?

Desde hace más de un año llevamos sufriendo los consumidores una escalada imparable de los precios de los alimentos, de la leche, de los huevos, de la carne y de todos los artículos alimenticios elaborados con las materias primas de los cereales.

Una escalada de los precios de los alimentos en los mercados que los consumidores las habíamos asumidos con resignación por el argumento de los que decían que toda esa escalada de precios se debía a que los cereales se estaban utilizaban para producir combustible.

Una ves más se cumple el dicho de que a río revuelto ganancia de especuladores, y no le podemos dar otro nombre cuando descubrimos que ahora que los ganaderos han vendido sus ganados por no poder soportar el alza de los precios de los cereales, ahora estos señores acaparadores de los mismos, se los ofrecen a las cooperativas ganaderas cuando los ganaderos han tenido que malvender sus ganados.

Es inconcebible también que las promotoras de los pisos hablen de la crisis del ladrillo y pidan al Gobierno ayudas para salir de la misma, cuando ellos han estado especulando desorbitadamente con los precios de los pisos, mientras que millones de españoles han hipotecado la mitad de sus vidas para comprar las viviendas con las que ellos se han hecho archimillonarios.

Un ejemplo de lo que estoy denunciando es que ahora que están bajando los precios de los pisos, los compradores que los necesitan, esperan a que bajen hasta el justo precio del que no debieron salir nunca si alguien a mediados de la década de los 90 no hubiese sacado adelante la ley de la liberación del suelo y de la vivienda que despenalizaba toda clase de especulaciones inmobiliarias.

Joaquín García Mayo **

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