España asumió el pasado 1 de enero la presidencia semestral del Consejo de la Unión Europea. Será la cuarta presidencia rotatoria semestral española desde nuestro ingreso en la entonces Comunidad Europea, en enero de 1986. Pero esta presidencia no será igual que las tres anteriores --la del primer semestre de 1989, la del segundo semestre de 1995 y la del primer semestre del 2002-- ni por el número de miembros de la UE en estos cuatro momentos ni por los cambios que para la presidencia actual supone la entrada en vigor, el pasado 1 de diciembre, del tratado de reforma firmado en Lisboa el 13 de diciembre del 2007, tras las dificultosas ratificaciones de Irlanda, Polonia y la República Checa.

La primera presidencia, la de 1989, con logotipo diseñado por Antoni Tàpies , coincidió con una etapa fértil para el europeísmo. La economía europea crecía, y bajo la batuta del presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, Felipe González, François Mitterrand y Helmut Kohl propiciaron avances integradores, y un Consejo de Ministros de Economía, celebrado en S´Agaró, y el Consejo Europeo, celebrado en Madrid, aprobaron que Europa --entonces de los Doce-- se dotara de una moneda única.

La presidencia del segundo semestre de 1995 --bajo el logo españolista de la ñ , diseñada por José María Mir -- coincidió con tiempos económicos y políticos difíciles para Felipe González , que tras, los éxitos de 1992 (Olimpiada de Barcelona, Expo de Sevilla y capitalidad cultural de Madrid), veía cómo la crisis se apoderaba de la economía española y podíamos quedar excluidos del euro. Por si eso fuera poco, el candidato popular Abel Matutes ganaba las elecciones europeas de 1994. Para Barcelona la presidencia fue buena, pues Javier Solana lanzó la Conferencia Euromediterránea de Barcelona, que sirvió para consolidar la imagen mediterránea de la Barcelona olímpica en una elección gracias a la cual, seguramente, Barcelona inició un camino que le ha permitido ser designada, en noviembre del 2008, sede del Secretariado de la Unión para el Mediterráneo, ahora en vías de establecimiento.

La tercera presidencia empezó con José María Aznar subiendo el telón de la circulación física del euro, en el primer día de su presidencia europea, y acabó con la participación de Aznar en la Cumbre del G-8, en calidad de presidente del Consejo. La mala situación económica general y el hecho de que el 2002 naciera bajo el síndrome del atentado de las Torres Gemelas de Nueva York del 11 de septiembre del 2001 y de la lucha contra el terrorismo -un terrorismo que, a la postre, acabaría con la presidencia del PP en las elecciones generales de abril del 2004- hizo que se sintiera la necesidad de más Europa, lo cual propició que a principios del 2002 se dieran los primeros pasos hacia lo que sería el ambicioso Tratado Constitucional Europeo, que luego descarrilaría por los referendos negativos en Francia y Holanda de mayo/junio del 2005. La presidencia española del 2002 tuvo por logotipo la piel de toro del valenciano Pepe Gimeno .

En esta sucesión de presidencias españolas, la del primer semestre de 2010 inaugurará novedades para la gobernanza de la UE, por lo que los europeístas debemos confiar en que España lo haga muy bien durante estos seis meses y pueda impulsar las dos presidencias ulteriores, que encabezarán, en su momento, Bélgica y Hungría, que forman, con ella, el presente trío presidencial --tal como atestigua su logotipo compartido, debido al belga Antoine Duriex , y solo diferenciado por los tres distintos colores de sus respectivas banderas.

Durante este semestre, la Unión Europea inaugura la serie de novedades institucionales que se han introducido por el nuevo tratado de la UE y el nuevo tratado de funcionamiento de la UE, derivados del Tratado de Lisboa, y España tendrá la responsabilidad de hacer avanzar el proceso de la forma más europeísta posible.

No le resultará fácil, pues José Luis Rodríguez Zapatero ya no podrá presidir el Consejo Europeo --cosa que ahora hará el belga Herman van Rompuy , elegido en noviembre presidente estable del Consejo Europeo por dos años y medio--, quedando limitada su función a la de "primer ministro del Estado miembro que ejerce la presidencia del Consejo", y Miguel Angel Moratinos no podrá presidir el Consejo de Ministros de Exteriores, pues lo hará la baronesa Catherine Ashton , como alta representante para la política exterior y de defensa común, vicepresidenta de la Comisión Europea y jefa del Servicio Europeo de Acción Exterior.

Pese a estas amputaciones de visibilidad, veremos nueve formaciones del Consejo presididas por ministros españoles de ramos diversos y veremos cómo España acoge toda una serie de reuniones de alto nivel programadas para este semestre.

Un punto interesante a seguir en estos seis meses: cuanto menos figuren en las fotos Zapatero y Moratinos y más salgan Van Rompuy y Ashton, más reforzada saldrá Europa cara al futuro.

*Catedrático de Organización Económica Internacional.