La mecha inapagable de la revolución ha calado en Egipto, Túnez, Marruecos, Argelia, Libia, Bahrein. En China las primeras protestas se han cercenado rápidamente con detenciones y amenazas. Uno de los países más grandes del mundo y económicamente más fuertes tiene secuestrada la asignatura de los derechos humanos y todos sus grandes socios comerciales --todos los países del mundo-- olvidan la democracia, la justicia y los derechos humanos cuando tienen que comprar o vender en aquel país. La llave del desarrollo económico controlado --la riqueza, incluso excesiva, es para unos pocos mientras la mayoría sigue viviendo en la miseria-- acabará llevando a China a cambios de fondo, pero sus dirigentes saben perfectamente que la única opción para mantenerse en el poder es no avanzar ni un paso en la democracia política. Cuando los ciudadanos son súbditos feudales y se controlan todos los residuos de la libertad, la democracia no es un sueño sino una utopía.

En Africa, el 66%de la población tiene menos de 25 años. Y casi un 90% vive en la pobreza. Quienes crean que van a poder seguir gobernando como antes, se enterarán muy pronto de que no es así. Y los países que sean cómplices de esta situación, o miren para otro lado como los de la Unión Europea, acabarán teniendo el problema en sus propias fronteras. Los dictadores tienen los días contados en todo el mundo. El problema es quién puede tomar el mando si se caen las únicas estructuras que funcionan, las del poder absoluto, la militar y la de la represión. Y con la amenaza del poder islamista, el único organizado.

Algo parecido se puede decir de China, aun sin este último cáncer. O de Cuba. En la tierra hermana se conmemora estos días el primer aniversario de la muerte de Orlando Zapata , el albañil que se atrevió a desafiar hasta morir a un régimen dictatorial y sin escrúpulos que lleva cinco décadas privando de libertad y de futuro a sus ciudadanos. La dictadura cubana no tiene problemas. De momento. Antes de que los disidentes se manifiesten para recordar a otra de las víctimas de los Castro , les detienen o les dejan arrestados en su domicilio, como le ha pasado a Guillermo Fariñas , Premio Sajarov 2010. Son arrestos preventivos en la jerga de los policías y seguramente los presentan como un bien para el pueblo. Todo para el pueblo, pero sin el pueblo. Dicen los observadores que la represión es "de baja intensidad", pero es opresión, privación de libertad y de derechos fundamentales. También Cuba tendrá pronto su tiempo para la esperanza y para la revolución pacífica. Aunque el Gobierno cubano siga contando con el apoyo hipócrita de esos progres de salón que condenan todas las dictaduras menos ésta, Cuba será pronto Túnez o Egipto. Ojalá no sea nunca Libia para que pueda ser, otra vez, Cuba.