TCtuando Franco murió, el mundo miró a Madrid, porque el paisaje político, de hecho, ya era plural y se bastaba para la reflexión sobre lo que podía suceder. Problemas de salud han forzado ahora que el comandante Fidel Castro haya tenido que ceder temporalmente sus poderes a su hermano Raúl . A los cubanólogos no les basta mirar a La Habana para formular hipótesis verosímiles de futuro. Un ojo ha de mirar a Miami con atención, porque allí están los grupos más radicales de la oposición al castrismo, apoyados por el Imperio. Y sin perder de vista al exilio de Madrid.

No son tres posturas frente a la pregunta que se plantean todos los sectores en aquellas ciudades y que comparte la ciudadanía de otros países: "Después de Fidel Castro, ¿qué?". La Habana, Miami y Madrid acogen a decenas de grupos, todos con programas diferentes para encarar el futuro, cuando llegue el momento, que ahora se ha empezado a ensayar. La oferta es variada en el supermercado ideológico. Desde el continuismo marxista hasta la ruptura, pasando por una infinidad de matices diferenciadores: intolerantes unos, un poco democráticos algunos y bastante democráticos los terceros; partidarios de conservar alguno de los logros de la revolución y desmanteladores de todo lo que recuerde al comandante; integradores del pluralismo y revanchistas...

Solo con el anuncio de la salud quebrada de Fidel, los grupos se han lanzado a la calle. Les iguala la bandera, que el líder barbudo respetó, porque era la de Martí. Si los colores compartidos inspiraran pactismo y un programa de síntesis, a nadie asustaría el momento de comenzar otra vez. Pero en Miami, los pliegues de la enseña han ocultado gestos amenazantes y ansias de imposición sobre el que no piensa igual.

*Periodista