A estas alturas de la película, los cubanos esperan mucho de España. De quien ya no esperan nada es de los hermanos Castro . Si acaso que así que muera Fidel , su hermano Raúl , desaparezca de la escena. A Fidel, la Historia ya le ha juzgado. El sueño que encabezó cuando hace medio siglo se levantó contra la dictadura de Batista ha devenido en otra pesadilla. Mayor, porque más tiempo dura y, a la postre, peor, porque toda una generación de cubanos no han conocido otro poder que el que le impedía ser libres en nombre de la libertad. Se dice pronto: la familia Castro ¡lleva 50 años en el poder!. Una tiranía que, felizmente, aboca sus últimos días porque nadie en su sano juicio puede pensar que el castrismo logrará sobrevivir a Castro. Cuba no es China. Los cubanos, incluso aquellos a quienes el régimen nunca ha permitido salir de la isla, saben que hay otras formas de hacer política ajenas al totalitarismo comunista.

Históricamente, Cuba, a diferencia de China o Vietnam, fue una república que conoció la democracia y las elecciones. La memoria histórica, la segunda generación de exiliados y los visitantes que recibe la isla renuevan esas noticias de libertad. Que vuelva la democracia es cuestión de tiempo. Por eso, parece oportuno que el ministro Moratinos (el Gobierno español, en suma) se haya implicado en la crisis de los disidentes en huelga de hambre. La proeza de Fariñas será recordada. Arriesgó su vida para romper el bloqueo interior y lanzar un grito a favor de los presos políticos; un grito que tras reverberar en todo el mundo volvía a La Habana. Bienvenidos sean los presos liberados y sus familiares recién llegados a España. Hay que ayudarles.

Claro que la dictadura se aprovecha de la buena fe de los demócratas; claro que no hemos escuchado la voz del diputado Gaspar Llamazares interesándose por los cubanos que han escogido la libertad. ¿Y qué? Qué más da. Como si algún día, muerto Fidel, hubiera que dar asilo a Raúl Castro para evitar que los días de la Cuba de los Castro acaben como los de Ceaucescu en Rumanía. Para nosotros, como españoles, Cuba es un asunto interno. Un problema de familia y ya se sabe que a la familia, se la crítica, pero se la ayuda.