TCtada día nos enteramos de que algún amigo o conocido ha pasado de ser un feliz trabajador a ser un desesperanzado parado. Cada semana, cuando transitamos las calles, comprobamos que una tienda de ropa, o de muebles, o de electrodomésticos, o un bar, ha cerrado. A menudo charlamos con amigos empresarios a los que preguntamos cómo va el negocio, y todos contestan con tristeza y resignación: "Mal".

Leemos en los periódicos que la empresa nacional Panrico va a despedir a 1.900 trabajadores. Que la siderúrgica extremeña Gallado pretende despedir a 500. Que la fábrica de celulosa Sniace de Torrelavega despedirá a más de 400. Que la empresa Roca cierra en España. Noticias como estas se suceden día tras día.

Algunos restan días a su subsidio de paro; otros restan euros a su sueldo; otros, productos a la cesta de la compra; hay quien ha restado alguna comida diaria. Y a los "peores parados" ya no les queda nada que restar.

Mientras tanto, los políticos gobernantes se echan sus cuentas y suman optimismo, dibujan con la boca un gesto satisfactorio y nos dicen que vamos mejorando. Comparan el mayor índice de subida de paro de veranos pasados con el de este año. Y con eso les vale. Pero no dicen que el empleo creado se debe al aumento del turismo extranjero en detrimento de otros países que lo han perdido por su conflictividad interna. Ni dicen que este verano los empresarios hosteleros no están nada contentos porque han echado de menos el índice de turismo nacional de veranos anteriores. Por otro lado, la nueva emigración Española ha restado parados a la lista del Inem.

Los nuevos negocios no prosperan porque no se consume; y no se consume porque los ciudadanos están sin un euro. Es un círculo vicioso que no se puede romper si solo se practican políticas destinadas a recaudar. Sí, ya sabemos que debemos millones de euros al Banco Central Europeo, pero no le debemos la vida. Las cuentas no coinciden. Lejos está la suma económica que anota el Gobierno, de la resta recesionista que apuntan los ciudadanos. Puede que España vaya mejorando su economía, pero los españoles no.