Tengo la impresión, a la vista de las encuestas que proliferan estos días, comenzando por la del CIS, de que casi todo va a seguir igual tras las elecciones municipales y autonómicas. Navarra y Baleares suscitan el máximo interés, en cuanto a los resultados dudosos. Puede que tres o cuatro alcaldías de capitales de provincia experimenten un vuelco, pero eso no resulta significativo. En Madrid, donde el Gobierno-PSOE lo ha gestionado todo de manera catastrófica, puede producirse una debacle para los socialistas, que, en todo caso, ya no gestionaban ni el ayuntamiento ni la comunidad. O sea, más de lo mismo. Qué ilusión.

Así que el máximo interés residirá apenas en observar el nivel de afluencia a las urnas, para comprobar que baja el entusiasmo, ya perfectamente descriptible, de los españoles por la política. Porque, como ya ocurriera hace cuatro años, las elecciones municipales y autonómicas no suponen un termómetro de la temperatura real del país. Habrá que esperar hasta las generales de ¿marzo?, para conocer en profundidad el grado de desgaste del equipo de Zapatero y el aumento de popularidad que haya podido experimentar la opción de Rajoy .

Sí debo constatar la pobreza del nivel de debate en esta recién campaña electoral. El hecho de que una candidata valenciana haya acaparado tanto interés por basar su mensaje en las ventajas del "contacto de las lenguas" a base de besarse en profundidad con su pareja ante las cámaras de vídeo me deja anonadado. Claro que, en las catalanas, el tal Rivera , de Ciutadans, cuyo programa nos sigue siendo desconocido, alcanzó notoriedad y, peor aún, votos, a base de posar desnudo en el cartel electoral. Y los chicos de Esquerra basan su campaña en el reparto de preservativos con eslóganes pletóricos de imaginación y de falta de ideas de más enjundia.

Y conste que cito a estos minoritarios para no hacerme aún más enemigos entre los tres grandes del espectro nacional, que basan la campaña en el garrotazo y tentetieso al de enfrente. O en la manifestación --vuelven las manifas callejeras de Alcaraz-- por el caso De Juana .

Lo que a mí me sigue interesando de las encuestas, por tanto, son las famosas tripas . Las motivaciones profundas, o la falta de ellas. Y eso los sondeos no lo reflejan a primera vista, pero tengo para mí que van a ser muchos los que esta vez deserten de las urnas. ¿Para qué ir, si en el fondo va a dar igual?