El nuevo revés terrorista de una ETA que cada vez parece más debilitada fue de lo primero que se ocupó ayer Casa Gabilondo (SER) para, acto seguido, hincarle el diente a la crisis del Prestige, porque 35 días después los marineros y pescadores que tratan de evitar que el fuel entre en las rías y esquilme sus vidas siguen sin ser ayudados por el Estado con los medios adecuados. No es nada nuevo, y precisamente aumentan cada día la perplejidad y la irritación ciudadanas con el Gobierno. Eso es lo que habían dejado dicho Joaquín Estefanía, Alberto Oliart y Javier Pérez Royo cuando Gabilondo remató la jugada:

"El Gobierno y España entera están muy movilizados contra el terrorismo; es natural y lo apoyamos. Utilicemos eso como referencia de cuando el Estado se moviliza, de cuando se pone en pie y pisa el acelerador porque estima que un problema es de la máxima importancia, ya que es muy evidente para los ciudadanos. Acebes, ministro del Interior, que tiene a su cargo el tema de la protección civil también, hizo ayer lo que tenía que hacer tras el atentado terrorista: salió ipso facto a la palestra. Pero como responsable de protección civil no ha dicho aún una palabra (de la marea negra), y es un ejemplo de cómo el Estado no se ha movilizado; sólo lo ha hecho tarde y descoordinadamente; sólo se le ha visto discutir, negar, esconderse..."

Y Estefanía recordó que el británico Financial Times describía ayer con tino en portada la crisis: "La inacción del Gobierno español ha convertido el desastre medioambiental del Prestige en una pesadilla".