Casi es preferible que la ministra de Trabajo no sepa explicar un ERTE («A ver si entre el ministro y yo...») a que el ministro Pedro Duque diga que España tendrá la mejor vacuna: «Ya hay tres en el mundo en fase clínica. La nuestra va a ser la mejor». Y es que no se trata de la selección nacional de fútbol -»la nuestra va a ser la mejor»-- ni de una apuesta de patio de colegio: la nuestra no va a ser la mejor vacuna, sino la vacuna mejor. Asimismo, casi es preferible también que el presidente del Gobierno comparezca para explicar el lado positivo del confinamiento -como que los niños han aprendido a lavarse las manos-- a que el ministro Alberto Garzón, preguntado por la especulación con los precios de geles y mascarillas, diga: «Es inminente que haya un control de los precios». Lo dice como si el control no dependiera de él, sino que él también lo exigiera: «Es inminente que haya un control de los precios». Sustitúyase ‘inminente’ por ‘necesario’. Y por supuesto que un control, ministro. ¿Pero a quién corresponde?

En estos días, el Gobierno debería cuidar lo que dice. La situación preocupa y, sea porque se confía en que los gobernantes tienen autoridad para resolver los problemas o porque el confinamiento da para mucha televisión, mucha radio y hasta para varias veces al día el mismo periódico, lo cierto es que los ciudadanos están pendientes de lo que dice el Gobierno. Y quizá se pregunten por los muertos «bien comprobados» de Fernando Simón: «No se hacen pruebas a todos los infectados, pero los fallecimientos se comprueban bien». O por la suerte de vivir en España, ya que los españoles, según el ministro Duque, «si vivieran en otro país habrían fallecido hace ya mucho tiempo». O incluso por la guerra declarada por el jefe del Estado Mayor de Defensa: «Sí, hoy es viernes en el calendario, pero en estos tiempos de guerra o crisis todos los días son lunes».

Cada vez que se informa sobre cuándo las cifras exactas, cuándo los tests masivos, cuándo el desconfinamiento, etc., esta incertidumbre: «en unos días», «de manera inminente», «en breve», «en las próximas semanas». Último ejemplo: se prevé que los mayores paseen, pero aún no hay fecha. Esa indolencia.

*Funcionario.