Periodista

Si no fuese por la gravedad que entrañan ciertas cosas, algunas reacciones del Gobierno incluso parecerían un chiste. Ahora resulta que las 40.000 toneladas de fuel del Prestige , hundido frente a las costas de Galicia, seguirán allí al menos un año más. No habrá extracción con anterioridad porque hace falta tiempo para fabricar los materiales que se van a utilizar. La noticia ha desatado indignación y prueba la ineficacia del Ejecutivo. Porque si la comisión de expertos aconsejó la extracción frente a otras soluciones y le puso fecha tope --este otoño--, se supone que eso era viable y que, por tanto, el Gobierno debería haber hecho los encargos con previsión. En cualquier otro supuesto carecería de sentido que los expertos que asesoran al Gobierno fijasen una fecha distinta a la que Aznar le consentirá a Repsol, adjudicataria de la extracción. Tal estado de cosas suscita dudas sobre si ésta es la solución definitiva. Y como telón de fondo siguen las restricciones presupuestarias.

Fraga ha tenido que pedir aclaraciones a Repsol, tras comprobar que se habla sólo de construir una marquesina sobre los restos del barco, cuando hay dos pecios, separados por más de un kilómetro. "Supongo que se harán dos", calculó Fraga. "Ya veremos", le respondieron. En juego: 50 millones. Mientras pasa el tiempo, el Prestige suelta cada día casi una tonelada de fuel. Para el Gobierno, poco , pero para el mar, demasiado. Llueve sobre mojado y es difícil que alguien supere los disparates que acumula el caso Prestige , pero eso tampoco justifica nuevas tomaduras de pelo. Un insulto a la dignidad de Galicia, como dice el BNG; una gravísima irresponsabilidad, según el PSOE; sencillamente inaceptable, a los ojos de Greenpeace y del sentido común.