Ha tenido eco en los medios de comunicación nacionales y regionales que la Junta de Extremadura va a implementar en el currículum educativo los contenidos relacionados con la denominada Memoria Histórica.

Hay varios elementos, de los que ya hemos comentado en más de una ocasión, que avalan el hecho de que no tendría, por un lado que ser sorpresa, incluso más allá, no debería ser, ni siquiera noticia.

¿Cuál es la razón? En primer lugar porque ya desde el año 2016 estaban contemplados en los distintos planes de estudio. Además, porque el conocimiento de la Historia reciente de España tiene que ser obligatorio dentro de cada curso y nivel escolar correspondiente (cosa muy diferente es que en muchos casos no daba tiempo al profesorado a llegar a impartir los contenidos que hacían referencia a las épocas más próximas a nuestro tiempo) y por último, por si quedaba alguna duda: se ha tenido que aprobar un apartado específico que lo contempla, en la reciente Ley de Memoria Histórica y Democrática de Extremadura.

Es obvio que existe una relación entre la Historia, la Memoria y la Educación. En el caso de los sucesos acontecidos durante la guerra civil y el franquismo, se añaden, además, una serie de factores cualitativos que es necesario tener en cuenta.

No nos cansaremos de repetir el imperioso déficit que existe en el aprendizaje de la educación en valores, en el deseo de que nuestro alumnado sepa convivir en un mundo donde la tolerancia y el respeto a la diversidad de opiniones sea la norma. En el intento de ejemplificar lo que significan conceptos como democracia y pluralismo político. En la condena a la violencia y la represión. En el deseo de que nunca más haya nadie sepultado en una fosa común, en una cuneta, una mina o un barranco.

Por todo esto nos negamos a ese amago de querer identificar la enseñanza de la Memoria Histórica con el adoctrinamiento. Entendemos que lo crucial es que se precisa aprender. No podemos ni sumergirnos en el olvido, ni tampoco sería prudente tratar de ocultar determinadas épocas de nuestra Historia.

Es el pensamiento crítico, el conocimiento de la verdad y la educación para la ciudadanía las que tienen que perseguir como objetivo último formar una generación responsable y a la vez crítica contra cualquier tipo de injusticia y capaz de levantar la voz contra aquellos que atenten con los principios que defienden la vida en Comunidad.

De eso se trata cuando se trata de vincular la Historia, la Memoria y la Educación.

*Historiador y diputado del PSOE.