TCtomienza un nuevo curso escolar y con él, por un lado, la crisis económica en los bolsillos de padres y madres por la compra de libros, material escolar y por otro, la crisis educativa.

Según el último informe de la OCDE, estamos a la cabeza del fracaso en la escuela, aunque en Extremadura hemos mejorado ligeramente.

Todos los agentes educativos están preocupados por el fracaso escolar. Se dice que existe cuando no alcanzan el nivel de rendimiento que se espera para su edad y nivel pedagógico. Se mide en suspensos.

La crisis económica que atravesamos afecta a las familias. La falta de preparación de padres y de los jóvenes es la peor de las hipotecas.

Está muy bien y es lícito que los gobernantes deseen el mayor nivel educativo para todos, de acuerdo. Lo que no es lógico es pretender que todos estudien el bachillerato y menos, que lo aprueben. Hay alumnos cuya capacidad intelectual, memoria, atención, no le permiten acceder al grado de abstracción necesario para abordar con éxito todas las materias del currículo.

Habría que insistir mucho más en la Formación Profesional; pero no como una vía a la que accedan los torpes sino como una manera digna de obtener una cultura general, buena comprensión lectora, expresión escrita lo más correcta posible y conocimientos matemáticos básicos y útiles para su profesión. Si la sociedad aprende a respetar a estas personas que no son ni diplomados ni licenciados pero que saben mucho de lo suyo y poseen su respectivo título o diploma acreditativo, si ven que un electricista, fontanero, albañil o carpintero gana más que muchos universitarios, la sociedad comenzará a mirarlos de otro modo.

Algunas soluciones: Enseñanza más individualizada, menos ratio alumno/profesor (en Dinamarca es de 15), cambios metodológicos que tengan en cuenta los intereses y motivaciones de los alumnos, que asimilen que esos aprendizajes escolares les serán útiles para la vida y que no están desconectados con su aprendizaje en la calle, en la sociedad y trabajar coordinadamente padres, profesores, alumnado y gobernantes. El fallo no es sólo de uno de ellos.