El secretario estadounidense de Defensa, Donald Rumsfeld (Chicago, Illinois, 9-7-1932), visita Múnich --para participar en la Conferencia de Seguridad-- en el momento menos oportuno. El canciller Schröder ya ha anunciado que no quiere ni verle. Y es que el halcón jefe del Pentágono acaba de equiparar a Alemania poco menos que con los países del eje del mal, porque se opone a la guerra de Irak. Ya a finales de enero, además de arremeter contra Alemania, hizo lo propio con Francia, a las que calificó de "símbolos de la vieja Europa". A Rumsfeld le va la marcha bélica tanto, que si antes del 11-S se especulaba con su cese, después ha recibido innumerables elogios de Bush. Un militar no identificado lo comentó así, según The New York Times: "Todos creíamos que caía en picado como secretario de Defensa y, de golpe, se ha manifestado como un magnífico ministro de la guerra".

Alto cargo y consejero de Nixon, Rummy (así le llaman los amigos) fue también secretario de Defensa con Gerald Ford (1975-77) y asesor especial de Reagan para asuntos de control de armamento. Su gran obsesión es el denominado escudo antimisiles, que vendría a ser la puesta al día de la vieja guerra de las galaxias. De momento no hay dinero para financiar el proyecto, pero seguro que con el tiempo conseguirá rodar su película preferida.