La visita a España del Dalai-lama --Tensing Guiatso (Kokonor, Tíbet, 6-7-1935)-- se ha desarrollado sin que el Gobierno de Aznar se atreviera a reunirse con él por las presiones de China, país que en 1959 se adueñó del territorio tibetano. Desde entonces, el 14º Dalai-lama (o sea, la 14 reencarnación del gran patrón espiritual y temporal del Tíbet) peregrina por el mundo pidiendo al menos una autonomía para su pueblo. Pese a haber sido recibido por poderosos estadistas (Bush, entre ellos), China casi siempre ha ejercido un control eficaz. El gran revés diplomático lo sufrió en 1989, cuando el Dalai-lama ganó el Nobel de la Paz, lo que se interpretó como un gesto contra la matanza de Tiananmen.

Uno de los detalles menos conocidos de la biografía de este monje budista es su breve pertenencia al Partido Comunista Chino de Mao Zedong, en cuyo Gobierno llegó a ocupar un puesto y con el que mantuvo conversaciones para salvar la independencia tibetana. "Mao me impresionó --ha dicho el Dalai--, parecía honesto, pero no cumplió ninguna de sus promesas".

Con estos antecedentes, no es extraño que siempre que le preguntan sobre sus preferencias entre el capitalismo y el socialismo, él responde que el socialismo. Ultimamente incluso precisa más: "Si fuese un político, sería socialdemócrata". Como Zapatero.