Gracias a la almodovariana Hable con ella, en donde se enamora de Rosario Flores y de Leonor Watling, el actor argentino Darío Alejandro Grandinetti (Rosario, provincia de Santa Fe, 5-3-1959) no para de recibir ofertas para rodar. Estos días anda liado con El año del diluvio, versión de la novela de Mendoza, en la que da la réplica a la francesa Fanny Ardant ante la cámara de Chávarri. Con éste ya trabajó en dos ocasiones más: en la decepcionante segunda parte de Las cosas del querer (1995) y haciendo de Carlos Gardel en Sus ojos se cerraron (1998), objeto del deseo de una modistilla encarnada por Aitana Sánchez-Gijón. Parece que fue ayer cuando Grandinetti sacrificó su futura carrera de futbolista profesional por los escenarios. Después de estudiar teatro tres años en Rosario, a los 20 se instaló en Buenos Aires y allí empezó todo. En los 80, trabajó en la barcelonesa Sala Villarroel. Entonces iba al cine Verdi, en el barrio de Gracia de la capital catalana. Luego ha confesado que no imaginaba que ahí se proyectarían sus películas de dos en dos y durante años (eso ha ocurrido con El lado oscuro del corazón, de Subiela, cuyo éxito propició una segunda parte que transcurre en Barcelona). Nada mitificador de su profesión, Grandinetti se sitúa en las antípodas del Actor´s Studio: "Nuestro trabajo es muy agradecido. Se trata de hacer sufrir, no de sufrir uno".