Habrá que reconocer que Rubalcaba se está portando mejor con Rajoy , --¡también con España!-- que Aznar ? Sin presumir de patriotismo renuncia a hacer sangre a propósito del "IVA de los chuches", que pretende exigir ahora la UE. Con las chuches van las gafas, las lentillas o la hostelería. Montoro dice aflautadamente que no. El todo lo dice así y con convicción. Rajoy también lo niega. Pero sin convicción. El también todo lo dice así. Yo, visto lo visto, a ambos me los creo lo justo, y no porque piense que les gusta mentir, sino porque sé que su margen de maniobra es escaso. Ahí aplaudo hoy al jefe de la Oposición, por una vez leal, que propone una postura común ante semejante desafuero, sabedor de que los españoles todos andamos hartos ya de estar hartos. Y unidos somos más fuertes.

Tal vez por eso, en tierras catalanas Rubalcaba ha hablado sobre la desafección del pueblo por los políticos. La atribuye él a la incapacidad de todos ellos por conectar con sus votantes y solucionar sus problemas. Yo en esto discrepo algo. Hace tiempo que sé que la política no puede solucionarlo todo y que nuestros dirigentes deberían ser más prudentes a la hora de prometer lo que no pueden cumplir.

Rajoy, un hombre al que considero sensato, cometió la insensatez de hacer promesas incumplibles, aunque cuando las hizo, se las creyera. Una vez en el poder se encontró atado de pies y manos en gran medida y curiosamente encontró en Zapatero más comprensión que en Aznar . El socialista prefirió tal vez la responsabilidad al oportunismo. Sin embargo los gobernantes tienen mucho margen de maniobra en gestos ejemplares y muy a su alcance. Así dejarán de indignar al pueblo que los vota y del que son empleados. Urge acabar con prácticas vergonzosas. ¿Por qué los diputados toman café y copa, puro no, de momento, subvencionados en el congreso, cuando los niños tienen que pagar en su centro de enseñanza aunque coman de fiambrera? Son estos abusos los que alimentan el asco del pueblo hacia los políticos. No les pedimos milagros sino decencia.