WLwa sorpresa, y la esperanza de muchos, ha durado horas. El secretario general y portavoz del episcopado español, que, tras entrevistarse con la ministra de Sanidad, había asumido el preservativo como un medio válido para prevenir el sida junto a la castidad y la fidelidad, fue desautorizado ayer de forma inmediata. La Conferencia Episcopal Española no ha modificado ni un ápice su postura: el uso del preservativo, incluso como medio para frenar la epidemia del sida, es "inmoral", ha sentenciado oficialmente.

En un intento de avalar su planteamiento, los obispos argumentan que siguen los criterios de los expertos en salud pública que recomiendan la abstinencia, la fidelidad conyugal y el uso del condón. Todos entenderíamos que, dentro de esta estrategia global, la Iglesia católica considerase moralmente preferible para sus fieles alguna de estas prácticas, pero sin excluir ninguna. La Iglesia debería aceptar también que desde otros enfoques se promueva la demostrada efectividad del preservativo. Pero lo que el Vaticano pretende es desinformar y poner trabas a un método que salva vidas humanas. No le debería escandalizar que a tantos les parezca que eso es lo realmente inmoral.