TNtada debe de ser más duro que sobrevivir a un hijo. Y entiendo que los padres de Hannah Jones son como todos los demás. Del sufrimiento que esa familia británica tiene acumulado en los ocho años que la niña lleva combatiendo contra la leucemia, nunca tendremos cuenta exacta. Pero desde luego nos podemos hacer una idea, si han llegado a aceptar la voluntad de Hannah de negarse a un trasplante de corazón que quizá le salvara la vida. Aunque fuera en precario y sometida a tratamiento indefinidamente. De la niña dicen las crónicas que es madura y lúcida. Quizá sean rasgos de su carácter. Seguro también que el dolor acelera el crecimiento personal. Pero lo que está claro es que su decisión es un producto de nuestro tiempo. La sociedad de la información nos pone cada día ante dilemas éticos y jurídicos nuevos. Hace muy pocos años, ningún adolescente de esa edad hubiera reclamado su derecho a una vida digna, aunque sea corta. Sencillamente porque ni siquiera se le hubiera pasado por la imaginación que tenía ese derecho. Hannah sí lo sabe y ha peleado por él y ha ganado. Este es el mundo en el que vivimos, la sociedad en la que crecen nuestros hijos y que tantas oportunidades les brinda. Pero quien tiene acceso a la información, un día la procesa y saca conclusiones. Y entonces nos pone ante situaciones inéditas a las que habrá que acercarse con respeto y sin prejuicios. Por desconcertantes y dolorosas que sean. La ley ampara a Hannah y ampara también a cualquier adolescente español mayor de 12 años si decide lo mismo. Seguramente, la mayoría no lo sabíamos, pero, desde que lo explicó ayer el ministro de Sanidad, esta información está ya al alcance de todos en todas las radios, televisiones, periódicos e internet. Este es nuestro mundo, con todas sus consecuencias. ¿Tiene una niña de 13 años derecho a decidir sobre su vida y su muerte? Probablemente, todos diríamos que no. ¿Tiene ese derecho Hannah, después de ocho años de hospitales, operaciones, medicinas, dolor y escasas expectativas de una vida digna? Los médicos, la justicia y su familia dicen que sí.