El alcalde de la localidad de Almaraz, Tomás Retamosa, va a culminar, si nada lo remedia, una legislatura que ha rozado el esperpento. Su negativa a que la televisión pueda filmar un pleno municipal, tres veces ya aplazado, es inconcebible en un estado de derecho que, dice, pretende defender. Y si absurda es la decisión de vetar a una parte de la prensa, más inconsistente son los argumentos esgrimidos para explicar los motivos de esta decisión. La falta de transparencia brilla con total nitidez en la actitud tomada por el responsable municipal de Almaraz, cuya irresponsabilidad política no hace sino alimentar la duda sobre todo lo que concierne a su gobierno. La independencia, de la que Retamosa hace siempre gala, se confunde cada día más con presuntas decisiones arbitrarias que en nada favorecen los intereses de los almaraceños. Porque, ¿qué miedos puede tener un alcalde que asegura que en todo momento actúa con honradez?