Vicepresidente de Fundación Triángulo

Esa es la sensación que he tenido al leer el artículo que publicó este Periódico el pasado lunes sobre las intenciones del PP de incluir en su programa electoral la regulación de las parejas de hecho, incluidas las formadas por gays y lesbianas. La sensación de estar volviendo a vivir una situación, una emoción, o lo que es peor, una indignación.

Y es que, por si no lo recuerdan ambos, hace cuatro años, cuando el señor Rajoy ocupaba el puesto del señor Elorriaga, ya manifestó el PP estas intenciones, de la misma forma que durante la primera legislatura popular, aquella en la que cierto nivel de diálogo tuvo lugar por parte del gobierno estatal... se nos llamó, hablamos, se nos prometió que saldría adelante una ley de parejas de hecho, sin adopción, pero que saldría adelante. La ahora presidenta de la Asamblea de Madrid, Concepción Dancausa, nos prometió en una reunión que ella asumía ese compromiso. Nunca vimos la ley.

Lo que si hemos visto tiempo después ha sido la sistemática negativa del gobierno de Aznar, en el que estaba Rajoy, conste, ante distintas propuestas legislativas en torno a este tema. Unas eran leyes de parejas de hecho mas avanzadas, otras no regulaban adopción o extranjería del conyuge, pero todas contaban con la oposición del PP, que no con la oposición popular, pues recordemos que una mayoría de españoles, según el CIS, cree necesario dar derechos a las parejas de hecho.

Supongo que precisamente por esto último el PP planteó hace años, bastantes, la ley de uniones civiles, ampliando el concepto de pareja objeto de regulación, incluyendo a hermanos o allegados que desearan vivir juntos, dando un giro a la cuestión, pretendiendo eludir el verdadero debate y obviando así lo fundamental para muchos de quienes trabajamos contra esta discriminación, reconocer el afecto, el amor que entre los que forman la pareja existe, sean o no estos del mismo sexo; y complaciendo así a la Iglesia, su asesora en estos menesteres, celosa del orden moral aparente.

A esta misma, tras las declaraciones del señor Rouco, hizo caso de nuevo el PP días atrás, cuando corroboró que la regulación de las parejas de hecho supondría un quiebro para la seguridad social. Injustas declaraciones, sin duda, y equivocadas, pero el caso es que el PP las confirmó, a través de su ministro Montoro, que suponemos habrá cambiado su opinión ahora que su candidato a la Moncloa retoma la promesa.

Pues bien, señor Rajoy, pocos serán los que den crédito a su propuesta visto su pasado, y muchos por contra los que no creemos aceptable esa hipotética ley de uniones civiles. De hecho, a muchos nos parece un insulto a la inteligencia. Simplemente porque tenemos criterio, porque no queremos esa figura extraña, queremos que exista una regulación de las uniones de hecho que surgen del amor de pareja, no del amor fraternal. Queremos un reconocimiento claro de que no solo el matrimonio tradicional puede reconocer la existencia de familia, de que no hay un único modelo de familia. Y, también queremos un matrimonio igual para homosexuales y heterosexuales. Eso queremos, y no otra cosa. Y, si gana, nos encontrará trabajando, si lo desea, pero, conste que a priori desconfiamos, y creo que esta desconfianza es mas que razonable, a la vista de lo que ha hecho. Esta es, al menos para mi, una razón mas para no votarle en marzo.