En su propia cuenta atrás para evitar la invasión y la guerra, el régimen de Sadam Husein ha anunciado la rápida destrucción de misiles Al Samud 2, acatando así las exigencias de la ONU. Es una buena noticia, como lo es también la declaración de la existencia de nuevas partidas de armas químicas y neurotóxicas que deberán ser investigadas por los inspectores de forma inmediata.

Es evidente que cualquier colaboración por parte de Sadam hace más difícil la decisión de Bush de iniciar un ataque. Si Blix informa positivamente sobre los avances en el desarme iraquí, los vientos de guerra deberían atenuarse.

Pero el anuncio de Sadam de colaborar abre dos incógnitas. ¿Por qué Sadam no ejecutó con anterioridad estos desarmes? ¿Por qué no facilitó hace tiempo los informes sobre la destrucción de armas químicas y biológicas? Para quienes desean la guerra, la simple argumentación de estas preguntas avala la teoría de que Sadam es un mentiroso peligroso que hay que eliminar.

Pese a que Bush parece decidido a un ataque inminente, Blix tiene la posibilidad de comprobar si Irak está de verdad en el camino de convertirse en un país sin armas prohibidas.