Aquí todo se reducía a mandar un sms (Short Message Service) a la cadena de televisión de turno y hacer apuestas -inútiles- sobre si debería o no Rodríguez Zapatero dejar el Gobierno y convocar elecciones; pero como todo va demasiado rápido, ahora ya, cuando aun estábamos pensando qué decir a la pregunta anterior, tenemos que contestar a otra gran duda: ¿debe Rubalcaba abandonar sus cargos para dedicarse a preparar su candidatura? Y así todo el rato. Luego nos dan los resultado de la encuesta, que siempre son los previstos según la cadena de que se trate, y nos hacen otra pregunta y a contestar con otro sms. En resumen, que en el fondo tienen razón los chicos y chicas de la Puerta del Sol: esta no es una democracia real, aquí la voluntad soberana del pueblo se expresa a golpe de sms -inútil y previsible- y que además sale por un ojo de la cara porque en cada mensaje te dejas uno euro y pico. Vaya negocio.

Y lo malo es que no sirve para nada. Da igual lo que digan estas encuestas de la señorita pepis porque sólo se va hacer lo que decidan las maquinarias de los partidos: si piensan que Rubalcaba puede a la vez ser ministro de la cosa, aspirante a presidente y portavoz no se sabe muy bien si de si mismo o de Rodríguez Zapatero, pues adelante con lo faroles, y nunca mejor dicho. ¿No era capaz San Agustín de escribir con la mano derecha el neoplatonismo y con la izquierda combatir las herejías sobre la marcha? Pues ya está, no va a ser menos Pérez Rubalcaba.

Lo preocupante son los sms. Es lo que, de pronto, me ha devuelto a la dura verdad de la indignación: una democracia seria no se puede hacer a golpe de sms y una de dos, o lo partidos abren cauces de participación y renuncian al poder omnímodo que disfrutan, o lo de Sol va a terminar como termine pero aclarando más de una conciencia, revolviendo la exasperación de una ciudadanía anestesiada y que empezó a cabrearse cuando llegar a fin de mes se convirtió en milagro. No se trata de colgarse medallas, pero hace ya unos cuantos años que uno andaba por los pueblos predicando sobre "una democracia manifiestamente mejorable" y había que oír las cosas que decía el personal más confiado y concienciado: no me acusaban de facha, así, directamente, por educación y porque -también es verdad- algunos otros me decían que tenía más razón que un santo. Pero así es la cosa: pasas de ser antipatriota a ser antisistema como el PSOE pasa de ser Rodríguez (Zapatero) a ser Pérez (Rubalcaba); casi ni te enteras. En fin, que cada palo aguante su vela y a ver cómo se van cerrando la heridas de este cuerpo social tan desangrado.