El Ministerio de Medio Ambiente ha paralizado ´sine die´ la tramitación ambiental del proyecto de Refinería Balboa, cuya autorización fue solicitada por la empresa en junio del año 2005, pronto hará cuatro años. La autorización ambiental, o su denegación, es un requisito imprescindible para el devenir de esa empresa, puesto que es la aduana que da paso a su construcción o la que la impide; su importancia, por tanto, está fuera de duda. El Ministerio de Medio Ambiente, según los datos publicados ayer por este periódico, se comprometió a pronunciarse sobre la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) a final de enero del 2009, toda vez que el proceso de información pública concluyó el 30 de octubre último y, a partir de esa fecha, había tres meses para emitir la DIA.

El proyecto es complejo y no es extraño que el ministerio hubiera prorrogado el plazo para emitir dictamen, pero en la práctica ha actuado como si los plazos no existieran, puesto que casi un mes después de haber expirado los tres meses de rigor pide documentación complementaria y, al mismo tiempo, interrumpe el plazo de contestación. Y lo más criticable: no da explicaciones. El departamento que dirige Elena Espinosa debería darlas porque la Refinería Balboa lleva 45 meses a la espera de un dictamen cuando ha habido otras refinerías que lo han tenido en la mitad de tiempo, un argumento que alimenta la teoría de la discriminación esbozada por el presidente de la Junta el pasado jueves, y que el ministerio debería interesarse en disipar.