Es obligación de Pedro Sánchez desmentir a quienes afirmaban que únicamente sería presidente del Gobierno a través de una moción de censura, es decir, no por méritos propios, no por el resultado de las urnas. Para ello, claro, lo lógico sería convocar elecciones, y ganarlas. Pero primero tiene que demostrar que gobierna, lo cual no será fácil con 84 diputados y con la oposición de Ciudadanos y del Partido Popular. Cierto que la moción de censura le ha llevado a la presidencia del Gobierno, gracias a Unidos Podemos, ERC, PDECat, Bildu, PNV, Compromís y Nueva Canarias, pero nada garantiza que todos ellos vayan a apoyar siempre las medidas gubernamentales que el equipo de Sánchez adopte, sin contar además con que el Senado y la Mesa del Parlamento están en poder de la oposición.

Para demostrar que gobierna, a Sánchez le bastaría con muy poco: dar dignidad a las pensiones, derogar la ley mordaza, despolitizar la radio y la televisión públicas, universalizar la sanidad, luchar contra el machismo y lograr que la recuperación económica alcance a todos. No necesitaría mucho tiempo para cumplir ese programa. Con esas medidas de choque, tan necesarias como urgentes, recompondría además su imagen, gravemente deteriorada desde que fue desalojado de la secretaría general del partido. Cuestionable es, en cambio, su compromiso de dialogar con el independentismo catalán, a tenor de la lealtad institucional que demostró con la aplicación del artículo 155. Así pues, del mismo modo que ha prometido mantener los presupuestos aprobados por el PP con el beneplácito del PNV, o sea, para beneficio del PNV, así también debería considerar lo inapropiado de dialogar con los separatistas, pues se trata de un diálogo peligroso en tanto que anticonstitucional.

Sea como fuere, hay que alegrarse por Sánchez. Tiene la ocasión de demostrar que lo suyo no ha sido en ningún momento voluntad de poder, que es lo que se le ha reprochado desde dentro y fuera del partido, la ambición. Ahora tiene la oportunidad de demostrar que no sería presidente del Gobierno únicamente a través de una moción de censura. Las urnas lo dirán.