En esta sociedad tan pendular y peripatética, podemos pasar de la barbaridad de declarar la homosexualidad como delito, a la no menor barbaridad de perseguir a los heterosexuales. La Policía Municipal de Madrid, no sabemos por orden de quién, irrumpe en los establecimientos de intercambios de parejas, ordena que se apague la música, que se encienda la luz, ponen a un agente en la puerta para que nadie pueda escaparse, y proceden a solicitar el DNI a todos los presentes, cuyos datos apunta la policía municipal, me imagino que con objeto de mejorar el infernal tráfico de la capital del Reino.

El intercambio de parejas o swingers , como se denomina en todo el mundo, es una actividad llevada a cabo por adultos, con pleno consentimiento, y sin intervención de terceros. Supongamos que, en cualquiera de los muchos locales que existen en Madrid, donde la clientela es predominantemente homosexual, y con dedicación preferente al cancaneo , hubieran llegado los agentes de la autoridad, hubiesen ordenado el encendido de luces y la identificación de los homosexuales, adheridos y simpatizantes, presentes en la sala. ¡La qué se habría organizado! Discriminación a un derecho ciudadano, métodos nazis franquistas, persecución de la libertad, intromisión en la intimidad de los empadronados, desacato a los derechos protegidos por la Constitución y --me imagino-- gran manifestación con banderas de arco iris, desde la Castellana hasta la plaza de Cibeles, y Zerolo, con toda razón, acaudillando la monumental protesta.

¿A qué cabeza de chorlito --que hubiera dicho la desaparecida Dolores Ibárruri -- se le ha ocurrido este grosero avasallamiento de la policía municipal? Alguien tiene que dar explicaciones de esta estupidez, en una ciudad donde no te pueden multar si vas desnudo por la calle, pero necesitas identificarte si no eres homosexual.