María José tenía 62 años. Desde hacía 30 sufría esclerosis múltiple. Quería morir. Y así lo hizo esta semana. Porque su vida ya no era vida.

María José vivía en un cuerpo que no le obedecía, que no era suyo, que solamente le ocasionaba dolor.

Quienes se oponen a la muerte digna alegan que promueve una ‘cultura de la muerte’. Se olvidan que en la actualidad la única solución es la ‘cultura del sufrimiento’.

María José tenía un marido que la quería. Tanto que ha arriesgado su libertad para cumplir la voluntad que ella tenía de morir. Era una persona consciente de sus actos y con una decisión fija y tomada desde hacía tiempo.

«Eutanasia» significa «muerte dulce» en griego. Y por qué no elegir cuándo morir, ya que no podemos hacerlo en cuanto a cuándo y dónde nacer.

Obviamente es una situación triste, una decisión dolorosa. Pero por qué alargar la agonía.

María José le dijo a su marido: «A mí ya no me llega la eutanasia, que llegue para los demás». Y ojalá su caso dé un impulso definitivo a una regulación necesaria. Fea, pero necesaria.

Ella sufría una discapacidad del 82% que le impedía no sólo vivir una vida normal, sino practicar algunas de sus pasiones, como tocar el piano o pintar. María José no podía disfrutar de su vida. María José hacía tiempo que no tenía vida.

Ahora, según el Código Penal, su marido podría enfrentarse a entre dos y diez años de prisión por ayudarla a morir.

Es curioso que muchos de los que apelan al individualismo sean los mismos que se inmiscuyen en las decisiones personales de adultos conscientes y capacitados para tomar sus propias resoluciones.

¿Que lo ideal sería que la esclerosis de María José, así como otras muchas enfermedades degenerativas e irreversibles tuviera solución? Sí. ¿Qué no es el caso? También.

¿Qué debemos invertir más, muchísimo más, en investigación? Desde luego. ¿Qué hay que fortalecer más los recursos para la dependencia? Ojalá.

Mientras tanto, el Estado no puede ignorar el sufrimiento de tantos y tantas como María José. Es una cuestión de simple. Se trata de empatía. Se trata de justicia.