Joan Masdemont Serra

Barcelona

CARTA DESTACADA

Muchos mayores murieron en residencias por covid-19 sin recibir asistencia médica o en los hospitales por falta de respiradores a los que tenían el mismo derecho que cualquier otro paciente. Para ellos ni siquiera hubo lugar en las ucis. Y murieron solos, pero, eso sí, sedados. Se priorizó la esperanza de vida al derecho a la vida, lo que nos mostró con toda su crudeza que, en tiempos de superordenadores, robots, móviles sofisticados... faltaba el material que pudo salvar estas vidas. También nos mostró una grave vulneración de valores morales y éticos, ya que el derecho a la vida debe prevalecer siempre respecto a cualquier otra circunstancia o consideración.

Fue una mezcla de impotencia, fracaso, pena y vergüenza. Es por todo ello, y en el recuerdo también de todos los que han muerto a causa de la epidemia, que cuando veo el comportamiento tan poco responsable de mucha gente que se pasa por el forro todas las medidas de protección, me pregunto si son realmente conscientes de lo que hacen, ya que no solo ponen en riesgo su salud, sino también la de los demás. Hacen suyo el lema «vivamos el momento presente, disfrutemos, todo lo demás no importa».

Y, aparte de la cuestión sanitaria, deberían también ser conscientes de que cada día que pasa vamos asfixiando un poco más a la economía, con lo que ello conlleva. Ojalá no la acabemos de ahogar, ya que, de ser así, cabe preguntarse si se podrá seguir pagando la sanidad y si un plato en la mesa para todos lo tendremos asegurado.