XNxo hace mucho un informe del CIS revelaba que un alto porcentaje de los españoles estaba a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo. El porcentaje es menor cuando se pregunta por la adopción en parejas homosexuales, si bien es verdad que el 74% estima que lo importante es el bienestar del niño. Aunque las respuestas son favorables a la aceptación social de los homosexuales, el 40% cree que el español es poco tolerante .

Lo cierto es que dentro de poco estas personas disfrutarán de los mismos derechos que el resto. Son derechos constitucionales, y es una realidad social a la que hay que dar solución.

En 1985 el Parlamento Europeo se hacía eco de la evolución de la realidad social en la Unión Europea y aprobaba la primera resolución a favor de la igualdad de homosexuales. En 1994, nuevamente el Parlamento Europeo aprobó el informe sobre igualdad de derechos para homosexuales, donde se detallaba las muchas discriminaciones que sufren lesbianas y gays de la UE. Al ser votado, se le adjuntó una resolución del parlamento que exhortaba a la comisión a que presentara un proyecto para la abolición de todas las formas de discriminación por razón de sexo, origen étnico o racial, religión o creencia, discapacidad, edad u orientación sexual. El 26 de septiembre de 2000 la Asamblea del Consejo de Europa ha recomendado a los países miembros que pongan fin a la discriminación de los homosexuales. España, con el Gobierno actual ha ido más allá reconociendo a estas personas derechos fundamentales, y hablar del respeto de los derechos de estas personas significa no obviar que entre los principales está el de construir familias.

Sabemos que los avances en estos asuntos suponen un rechazo en una parte de la sociedad, pero al igual que ocurrió con temas como el divorcio, o el aborto en alguno de sus apartados se acaban aceptando como hechos naturales del avance de la sociedad. Son nuestros jóvenes los que ayudarán a ello con su mayor permisibidad de las relaciones homosexuales y al desdén de las nuevas generaciones a los sentimientos de vergüenza y culpabilidad que en el pasado acompañaron a la orientación sexual diversa. La tolerancia se abre paso y aunque aún quedan enclaves de gazmoñería las promociones juveniles de reciente acceso a la madurez se muestran más desprejuiciadas.

Si bien es cierto tendremos que mantenernos fuertes ante la Iglesia y sus representantes, en la que a lo largo de su historia se han congregado y tapado toda clase de orientaciones sexuales, se permiten el lujo de exhortar a los parlamentarios católicos a no votar las leyes que favorezcan a las nupcias para parejas homosexuales. La Iglesia no debe vivir ajena a esta realidad, que supone que muchos de estos parlamentarios a los que pide que voten en contra tendrán esas otras tendencias que ellos no consideran normales, y mucho menos a que sean tratadas con las mismas garantías que el resto.

La lucha por los derechos humanos es compleja y tiene muchos aspectos delicados y la lidia por el reconocimiento pleno de la pareja homosexual es uno de los aspectos que más pugnas morales y refriegas ideológicas han causado, pero la victoria se perfila cada vez más cercana.

Por lo tanto, ambas partes debemos esforzarnos en comprender; por un lado quienes han sido educados de otra forma y tienen que hacer un esfuerzo en pro de los derechos de los demás, y los que teniendo ese derecho deben hacer el mismo esfuerzo en pro de la comprensión de las reticencias de esos que han sido educados de otra forma y que están tratando de asimilar los cambios profundos que se pretenden llevar a cabo en beneficio de todos.

*Responsable de Políticas para la Igualdad del PSOE de Badajoz