WZwaragoza ha recibido como un baño de alegría el encargo de organizar la Exposición Internacional del año 2008. La capital aragonesa no había tenido hasta ahora grandes ocasiones para desarrollar su autoestima, fijarse objetivos ambiciosos y olvidar cierto sentimiento de frustración histórica por estar a medio camino de dos referentes urbanos tan potentes como son en España Madrid y Barcelona. El éxito de la designación debe dar ya paso a un trabajo intenso hasta el 2008 para materializar su atractivo planteamiento.

Lógicamente, Zaragoza debe recibir el mismo apoyo --del Estado y de los demás españoles-- que recibieron otras ciudades al asumir los Juegos y la Expo de 1992, la capitalidad cultural europea y el Fórum del 2004.

Organizar una Expo y poner a punto a la comunidad autónoma de Aragón y, en particular, a la ciudad, para acoger el acontecimiento no será fácil. Zaragoza tiene el reto de lograr que un meandro del Ebro se convierta en poco más de tres años en un lugar atractivo e interesante para varios millones de personas. Puede y debe hacerlo. Y si de paso la cita sirve de factor de apremio para garantizar que su enlace por AVE con Barcelona esté finalizado antes de esa fecha, mejor todavía.