Dramaturgo

Mi amigo Narciso anda revuelto y rellenando instancias para que instalen un casino en la barriada de Antonio Domínguez o aledaños. Narciso leyó que si se instala un casino en la calle Bravo Murillo de Badajoz, cosa que pretenden unos industriales, se adelantaría diez años en la recuperación del casco antiguo. "Igual si se instala un casino a las puertas de mi barrio, lo del Cerro de Reyes y sus ruinas se adelanta otros diez años". No sabía yo que los casinos adelantaran nada, salvo las fichas para jugar, y que gracias a las instalación de casinos, los barrios, las calles y las ciudades adelantaran su desarrollo. En Portugal conozco dos casinos, Estoril y Figueira, por lo menos, y en lugar de estar adelantados tienen una hora de retraso con respecto a España. "Es que un casino revitaliza una zona urbana". Supongo que sí, y que al olor de las tragaperras vendrían zapateros, joyeros, vendedores de pistolas (por los suicidas), farmacéuticos, ópticos graduados, cajas de ahorro y cobradores del frac. También llegarían los niños de los Maristas en excursión para ver qué es un casino, qué diferencias hay entre un ganador y un perdedor (esto sería para los del primer nivel) y cómo se puede perder un sueldo en diez minutos.

"Si no logramos el casino para Antonio Domínguez y aledaños, que nos pongan cincuenta o cien quioscos de cupones de la ONCE alrededor, igual se adelantan unos meses las obras de las ruinas del Cerro. Sé que no es lo mismo, pero menos es nada y al fin y al cabo, se trata de juego de azar".

Yo le doy la razón a Narciso y le cuento, encima, lo que hacen en Inglaterra con el dinero de impuestos de los casinos, que lo dan a cultura, y se queda flipao.