Nadie pudo imaginar que la reforma de una pequeña calle de Cáceres iba a acarrear tanta polémica. Alzapiernas quedó ayer, por fin, abierta a los peatones pero, de momento, sin escaleras mecánicas. Así lo confirmó el portavoz del ayuntamiento, Andrés Licerán, que desde las 12,30 horas se podía transitar por esta vía peatonal pero solo para subir y bajar por las rampas y las escaleras de granito. Se mantendrá así hasta que el ayuntamiento firme el contrato de mantenimiento de las escaleras mecánicas con la empresa constructora. Por lo que ha trascendido, esta empresa asume los gastos de conservación de la instalación los seis primeros años de funcionamiento, pero el ayuntamiento, como titular de la estructura, debe suscribir el contrato y, al parecer, existen algunas cuestiones que los servicios técnicos municipales prefieren aclarar «para dejarlo bien redactado de cara al futuro», han señalado.

No ha sido lógico el desarrollo de esta obra que empezó el 28 de enero con un plazo de ejecución de tres meses y ha tardado casi ocho aunque se paralizara para el desarrollo de la Semana Santa y el Womad poniendo una rampa provisional y por la aparición de algunos restos que ha habido que analizar y catalogar. Tampoco parece lógico que finalmente se abra la vía con una definición casi igual a la anterior pero con más escalones aunque en su primer tramo disponga de una escalera mecánica que no se puede poner en marcha (de momento) porque no se ha hecho un contrato de mantenimiento acorde al ayuntamiento.

La administración, en ocaciones, pareciera que trabajara en contra de los tiempos de los administrados. Y las ideas de los gestores, más de una vez, no son para mejorar lo que existe. Alzapiernas seguirá dando que hablar dado que se auguran más cambios a tenor de lo anunciado estos días y eso es porque las cosas no se han hecho como debieran.