WNwueva Orleans ha quedado bajo las aguas, sus habitantes pueden tardar meses en poder volver a una ciudad devastada y su alcalde no sabe aún si el Katrina ha dejado centenares o miles de muertos.

Es inevitable que una fuerza capaz de lanzar plataformas petrolíferas a la costa tenga un impacto arrasador. En el primer o en el tercer mundo. Pero impresiona ver hasta qué punto la naturaleza ha impuesto su ley en el país más desarrollado del globo.

EEUU ha demostrado una y otra vez que, con su espíritu de iniciativa, no tiene rival al crear riqueza y movilizar sus recursos económicos y militares, pero sí problemas para hacer llegar una parte de su abundancia a millones de sus ciudadanos. Ahora se pondrá a prueba también su capacidad de reaccionar ante la peor catástrofe natural que ha sufrido y de atender a quienes no han podido escapar de ella por sus propios medios. La maquinaria de la reconstrucción pronto se pondrá en marcha, pero de momento lo que se ha visto es impotencia para evacuar las zonas amenazadas y un insuficiente reparto de ayuda. Además de una tardía interrupción de las vacaciones presidenciales difícil de explicar.