Sesudo análisis el de la Dirección General de Medio Ambiente de la Junta sobre el estado de nuestros ríos, que arroja un dato inequívoco: en mayor o menor proporción, cuatro de cada diez kilómetros de cauce presentan signos de degradación ambiental. Y alarmantes, simplemente por sus conclusiones, algunos casos que deben hacernos recapacitar. A todos. Empezando por quienes tienen más directamente la responsabilidad de la conservación de las dos grandes cuencas extremeñas, que no son otros que las respectivas confederaciones hidrográficas. Hasta el momento, no se han pronunciado. Y aunque pudiera parecer casi obligado, desde la Administración autonómica, tampoco. Será, quizá, cuestión de objetividad sin entrar en valoraciones.

Y si de extremar precauciones se trata, nada mal vienen las recomendaciones de la Jefatura Superior de Policía de Extremadura. Desde su mando se ha lanzado esta misma semana un llamamiento sobre el alto índice de robos al descuido que se están produciendo en mercadillos, bares y cafeterías de nuestras principales ciudades. La cuestión estriba en saber si también la propia policía ha tomado precauciones. En ocasiones, quizá demasiadas, no basta con suponer.