TAttendiendo a lo declarado el 13 y 14 de agosto por Francisco Alvarez-Cascos, Javier Arenas y María Dolores de Cospedal en la Audiencia Nacional (AN) ante el juez Pablo Ruz sobre el 'caso Bárcenas' tendríamos que concluir que el descontrol de las cuentas en el PP no era imputable a ellos. Dijeron que en calidad de secretarios generales no tenían que estar al tanto de las cuentas porque era asunto exclusivo de los tesoreros. También podemos concluir que tal desbarajuste no les era ajeno porque los estatutos del partido popular recogen que corresponde al secretario general la dirección de todos los servicios del partido y la jefatura de su personal (art. 42) y supedita los poderes del tesorero al control de la dirección del partido (art.45).

A finales de julio (y en relación con dicho caso) los forenses del Instituto de Medicina Legal de la AN examinaron al extesorero Alvaro Lapuerta , de 86 años, y concluyeron que no reunía las condiciones "para realizar una declaración judicial compleja". Ruz acordó que los forenses vuelvan a examinar a Lapuerta a partir del próximo 1 de septiembre para que constaten o no la existencia de mejora clínica: la portada de un diario nacional mostraba el pasado viernes su extraordinaria recuperación. Estamos seguros que tanto Lapuerta y Bárcenas como sus respectivas exsecretarias personales contribuirán a esclareceros si estaban o no liberados de la supervisión de las cuentas quienes ahora los señalan como únicos responsables.

Hace poco más de 30 años y cuando éramos pobres el secretario general certificaba la legalidad de los acuerdos municipales, el interventor daba la aprobación a cada propuesta de gastos que no se salía de los presupuestos y el depositario controlaba el dinero ingresado en la caja del ayuntamiento y autorizaba los pagos. Luego llegó la abundancia de dinero y el descontrol del gasto público del mismo se extendió por doquier mediante leyes ad hoc. Con ese maldito descontrol de las cuentas públicas comenzó la ruina que padecemos. Hacen política personal y se sorprenden que les digan no me representas. La política en manos de quienes declaran que tenían descontrol en su propia casa. Activismo político civil frente al descontrol ruinoso.