No voy a ser el primero, faltaría más (teniendo además en cuenta el juego nominal), en señalar que habitualmente el señor teoría-decir y la señora práctica-hacer pocas veces coinciden en el mismo lugar y a la misma hora. El señor teoría-decir suele llegar antes que la señora práctica-hacer, que en la mayoría de las ocasiones ni llega, aunque sí se le espera, y si llega suele ser a un lugar distinto al convenido, o a una hora que ya es demasiado tarde para que se reconozcan. Es decir, que la correlación entre ambos suele ser improbable. Esa misma sensación se experimenta con la señora dicho y el señor hecho , pues hay un trecho. En ocasiones es la señora práctica-hacer quien llega primero, entonces si nadie la ve, a no ser que sea algo deslumbrante --por supuesto--, intenta no llamar la atención y seguir su curso sin dar explicaciones; pero si alguien la ve, inmediatamente llama al señor teoría- decir, que tiene que venir del pasado, donde no existía, y hacerse presente para que no la eliminen en el futuro. Es decir, que tampoco se encuentran debidamente. Y todo esto, que aparentemente debería parecernos un sinsentido, ha pasado de ser excepcional a ser normal, con lo que conlleva la normalidad: aceptar sin examen ni crítica lo acontecido. Podemos tener instituciones y estructuras democráticas, pero si dentro de las mismas, no en el continente (bello y pulido), sino en el contenido, en su funcionamiento cotidiano, lo que se dice o teoriza y lo que se hace o practica no van de la mano, o en el peor de los casos uno oculta al otro, estamos jugando a un juego perverso, y como de cuentos va la cosa, recordemos el de Pedro y el Lobo. No es nada grato que algún día tengamos que recurrir a las palabras de Albert Camus : "Les desprecio porque pudiendo tanto, se atrevieron a tan poco". Yo por ahora prefiero quedarme con Bertrand Russell : "Puede que haya creído que el camino hacia un mundo de hombres libres y felices era más corto de lo que se está revelando, pero no me equivoqué al pensar que ese mundo es posible, y que merece la pena vivir con miras a volverlo realidad".